Fantasías de revista, y celuloide, que se financiaban con la cartera de
burgueses de provincias.
La II Gran Pelea Mundial las sacó de escena, llevando a negro las tentaciones del
imaginario masculino.
Todavía se encuentra algún pequeño museo de lo que fue su aliño, sus
trasparencias, y de las seductoras medias que vestían sus bailarinas
piernas.
La nueva lencería, lo que se conoce cómo "palabra de honor", que
reafirma el atributo materno del busto, nos ha dejado, a los nostálgicos del
pasado, con la tentación en "stand by", sin lívido.
Hoy, Madonna y Lady Gaga, diosas con guardaespaldas y hoteles de 6
estrellas, no están al alcance de la cartera del burgués
de provincias, su mayor "caché", nos ha dejado
huérfanos de prosaicas fantasías, sin sexapil
y sin las lentejuelas que hacen la vida más llevadera, menos prosaica.
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